4/6/08


Siento que la garganta me quema, el aire frió que me invade, mi respiración agitada, mi corazón latiendo a ritmo acelerado.
Mis pies descalzos inseguros al suelo, el frió que emana del piso esta helándome y va penetrando lentamente en mis huesos, el dolor es casi insostenible pero el temor es lo que me impulsa a seguir, corro lo mas fuerte que puedo y ese sonido que me aterra sigue tras de mi, me persigue e intento escarpar de el.
La densa niebla no me permite ver que hay delante de mí y en la desesperada huida corro sin saber hacia donde, sin ver delante de mí. La luna completa en su totalidad radiante pero insignificante para la luz que mis ojos necesitan, me acompaña desde que mi consciencia pudo hacer la relación entre este cuerpo que habito y la oscuridad que lo invade.
No quiero mirar hacia atrás por el temor a encontar aquel sonido asechante corporizado y demasiado cerca de mí, intento evadir los árboles que sorpresivamente comienzan a aparecer en mi camino, tomo consciencia así, de encontrarme en un bosque, las ramas y piedras del camino lastiman mis pies.
Me detengo por unos segundos, intento aclarar mis ojos y decidir por donde seguir, me siento a la deriva de todo, ya no puedo discernir entre realidad y temor.
Mis ojos perciben una pequeña y tenue luz, esta aun lejos pero es el indicio de algo, sigo en mi carrera desesperada en intento de llegar hasta aquel lugar que tal vez me proporcione un poco de seguridad. Es mi única esperanza.
Ese sonido, el que me aterra, el que me persigue como sombra tras mis pies, sigue allí detrás, como animal acechando a su presa.
Mis pies lastimados, casi insensibles ya por el frió del suelo que los soporta, pero aun siguen moviéndose, será que el temor que siento por este sitio oscuro y desconocido es el motor que me impulsa a seguir.
Atravieso una enorme muralla de piedra, llego hasta la amplia escalinata de lo que parece una enorme casa, casi un castillo, lo rodean jardines que aunque la luz, tan escasa de esta noche no me permite ver, siento en mis pies que el duro suelo, imagino que el lugar esta casi abandonado.....
Mis esperanzas de ayuda se desvanecen cuando al golpear la puerta con aquel enorme aro de metal que cuelga de ella, no recibo respuesta, lo intento nuevamente y nada, golpeo fuertemente con mis manos la dura madera del portal a medida que lagrimas de impotencia corren por mis mejillas, siento dolor en los pies, frió en el cuerpo, corre una extraña sensación a lo largo de mi espalda.
Es su aliento fétido y frió que recorre mi nuca y el abrazo desolado temido que llega con el.
Siento como lentamente sus garras destrozan mi piel, el ardor es insoportable y aun así estando ya sin esperanza alguna de salida me niego a girar y ver su rostro. No necesito confirmarlo, se quien es, lo conozco desde antes.
Debí saber que no lograría evadirlo por siempre, que tarde o temprano estaría yo, nuevamente bajo su tormento…mi sádico señor ya me tiene nuevamente entre sus brazos, ahora solo queda el lento descenso a la tenebrosa oscuridad.

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